03. ABUELA DIXIT: Ya no estoy en una edad que te saco una foto ¡pam!

15:47


Todos los seres tenemos relaciones especiales y únicas con nuestras abuelas, ellas nos dan todo y nos enseñan todo sin pedir nada a cambio, ni siquiera amor, lo hacen porque les nace, les brota de las entrañas como un elemento innato que germina en el momento exacto que sus hijos dan a luz. Mi abuela es especial, nunca fue la típica abuela que relatan los cuentos, ella camina a su propio ritmo y hace del mundo su mundo. De sangre italiana, la octava de nueve hermanos siempre tuvo que arreglárselas sola para obtener lo que quería, así aprendió a coser, bordar, tejer, todas actividades que en el fondo odiaba pero las hacía por el placer del resultado final. Su arte estaba en la cocina, aún hoy con sus pasadas ochenta primaveras es capaz de copiar un plato con tan solo ver una fotografía, es lo que más admiro de ella y seguiré quemando cosas hasta lograr estar a su nivel y continuar su legado.

A pesar de sus habilidades, que pueden colocarla en el podio de la abuela del siglo, su mayor destreza es la coquetería. Recuerdo de chica entrar a su cuarto y maravillarme abriendo los cajones repletos de collares, aros, pulseras y anillos, todos exhibidos en un pequeño escritorio dedicado a tal fin con un sector especial exclusivamente para perfumes porque si hay algo que nunca puede faltarle es un perfume, jamás, especialmente el Opium de Yves Saint Laurent, ese es su aroma y ese será mi eterno recordatorio de su paso por mi historia. En su baño conservaba otro altar similar para sus maquillajes y es aquí donde estoy segura que la sangre que recorre sus venas no es italiana sino más bien francesa ya que su rutina se basaba en crema hidratante, base de maquillaje ligera, máscara de pestañas y un labial rojo intenso. Así es como encontraba a mi abuela en la cocina, junto con su brushing de peluquería realizado el día anterior perfectamente fijado y su batón floral, esperándome para desayunar cada fin de semana que la iba a visitar.

Hoy no tiene las mismas fuerzas, no cumple a rajatabla sus rutinas pero se mantiene coqueta, peinada de peluquería, conservando el mismo perfume y vistiéndose como si fuese a almorzar con Mirtha Legrand. Habrá perdido su labial rojo intenso pero sigue dando enseñanzas de vida.

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